Voces líricas chilenas emigran a Europa para triunfar
Talentos nacionales han llegado a la Scala de Milán y la Ópera de Viena. La mayoría comparte el diagnóstico: falta de oportunidades laborales en el país.
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En un momento clave se encuentra el gremio de cantantes líricos de Chile: en la defensa de los derechos de sus trabajadores, quienes se han visto perjudicados por la exclusión de la ópera del proyecto de Ley de Artes Escénicas. El alcance de esta decisión involucra a un rubro que en su historia ha sido tierra fértil de talentos nacionales.
No cabe duda que la lírica nacional vive un gran momento, siguiendo con una tradición de un siglo de grandes voces y que se inicia con Renato Zanelli y Pedro Navia, míticos tenores de la década de 1920, remata con el gran Ramón Vinay en los años cincuenta y se corona con destacadas sopranos, como Verónica Villarroel, y otros cantantes desde fines del siglo XX.
Para Salvatore Pellizzari, Productor Ejecutivo de la Orquesta Filarmónica de Chile el momento es aún más auspicioso si se mira hacia el futuro. "Resulta muy alentador ver como una verdadera selección chilena de la lírica se perfecciona y consagra en el Viejo Mundo, en base al esfuerzo y al talento", señala.
Sin embargo, advierte que la encrucijada en que se encuentra el gremio de cantantes líricos de Chile, quienes defienden el reconocimiento del arte lírico al ser excluidos del proyecto de Ley de Artes Escénicas, revela también la dura realidad de un mercado laboral muy competitivo y en el cual las oportunidades profesionales no son suficientes para todos. La Corporación Amigos del Teatro Municipal con sus becas ha sido un respaldo formativo para muchos de ellos.
Bien lo sabe la soprano Alyson Rosales, de 26 años, quien vio su proyección en Alemania donde vive hace tres años. En Chile no pudo continuar sus estudios en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile por falta de financiamiento. El apoyo de clases particulares y un año de audiciones le permitieron ingresar a la State University of Music and the Performing Arts Stuttgart. Gracias a su talento ha sido becada por la Rotary Stitftung Stuttgart y la Asociación Richard Wagner de Koblenz y premiada en el concurso Gianluca Campochiaro de Sicilia.
Para la penquista Ivonne Manríquez, ex alumna de la soprano Cristina Gallardo-Domas, una razón por la que emigró a Austria fue la nula posibilidad de participar en alguna producción lírica. “Quedándome en Chile no habría tenido la oportunidad de avanzar en mis estudios a un alto nivel técnico y profesional. Además, me interesa bastante estudiar estilos e idiomas, y qué mejor lugar para aprenderlos en Salzburgo con el maestro del Mozarteum, Marco Antonio Díaz, quien me dio la oportunidad de entrar a su organización internacional Canta”, relata.
Bajo la tutela de su profesor, en agosto realizará un concierto en la catedral de la ciudad austriaca donde se llevará a escena Le Petit Messe Solemne de Rossini. “Sólo me falta el reconocimiento que me permita potenciar mi carrera”, remarca.
El gran salto
Cuando en febrero del año pasado el penquista Leonardo Navarro firmó contrato con la Ópera de Viena hasta 2020, se convirtió en el primer tenor chileno en hacerlo como solista. “Conocí la ópera escuchando a cantantes súper famosos que salían de este teatro, entonces para mí era un sueño llegar acá”, dice. El esperado paso lo dio tras concretar dos audiciones, la primera de ellas fallida, sin haber podido completar sus estudios de Canto en la Universidad de Chile y más allá de lo realizado en algunos recintos como el Teatro Municipal y presentaciones en Lima y Washington.
“Como hay poco trabajo en Chile y tanto cantante, es complicado, entonces muchos de nosotros decidimos al final emigrar para poder desarrollarnos. En Europa tienes la oportunidad de audicionar en muchos teatros y trabajar en muchas agencias”, dice.
Hoy comparte escenario con solistas de la talla de Roberto Alagna, Elīna Garanča y Carlos Álvarez, en la ópera Sansón y Dalila. El trabajo es muy riguroso y le exige exclusividad, asegura, pero a futuro la idea es “no trabajar en un ensamble fijo, sino más bien freelance y con agencias porque te permite hacer roles un poco más importantes y económicamente es mucho más rentable”.
Cuando Ramiro Maturana estudiaba Intérprete y Docente Musical en la Universidad de Talca, nunca se imaginó llegar tan lejos. Hace ocho meses el barítono estudia y canta en el Teatro alla Scala de Milán, tras ser uno de los seis seleccionados entre 200 postulantes a la audición. Confiesa que no se fue de Chile por falta de trabajo, no obstante “una escuela como esta academia en cuanto a nivel, no existe en Chile. Me ha tocado compartir escenario con cantantes muy reconocidos como Anna Netrebko, la soprano más reconocida del mundo, Leo Nucci, Renato Bruson”, repara. Por estos días ensaya el rol de Belcore en la ópera El Elixir de Amor (Donizetti) que se estrenará en julio, “un rol más grande y eso me tiene bastante motivado”, expresa.
Más plazas locales
Para cuando salga del Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo, el bajo-barítono chileno Arturo Espinosa hará su debut en el Municipal de Santiago en la ópera “Lulú” de Alban Berg. Fue uno de los 14 elegidos mediante una audición a 200 cantantes de todo el mundo y está contento porque ha renovado esta beca hasta 2019.
Pese a sus logros el también profesor de Música de la U. de Concepción es crítico de su propia realidad. “Solo tenemos el Teatro Municipal como escenario importante de ópera lo que reduce muchísimo la oferta laboral, pero además no está bien administrado puesto que estoy seguro podrían ampliarse las plazas para cantantes chilenos”, plantea.
Su colega Tabita Martínez también comparte este diagnóstico. La artista, quien postuló con éxito al Conservatori del Liceu de Barcelona y resultó ganadora en Chile del concurso Laguna Mágica 2018, “espera que las condiciones pronto tengan un vuelco positivo, los cantantes nos estamos organizando por mejores políticas públicas para las artes escénicas musicales”.